A mis 22 años de edad y haber vivido lo que viví, me di cuenta de lo que quiero hacer con mi vida. Talvez es muy tarde o muy temprano, pero debido a lo difícil que es crecer y avanzar, estuve viendo y haciendo cosas que en su momento me gustaron y me hicieron sentir bien, hasta cuando mi primita la más pequeña de la casa me pregunto con su inocencia y ternura: Prima ¿ Eres feliz?.
Después de procesar la pregunta, traté de pensar en mi, algo que a veces pienso que es más difícil pensar en uno mismo que en los demás, y decidí por un tiempo dejar aquellas cosas que en su momento me hacían sentir bien, deje de comunicarme con algunas personas, no porque quería alejarme, sino para preguntarme si esas relaciones me hacían bien y lo que hacia con esas personas.
Durante la búsqueda de mi misma que aun continua, gracias a Dios y la manera especial de encontrarse conmigo, permitió que conociera a personas que me ayudaron a verme tal y como soy, porque si es difícil conocerse a si mismo, tal dificultad desaparece cuando tienes a las personas correctas y tu disposición también es la correcta.
Cuando ya había entablado una fuerte amistad con estas personas, en una conversación que tuvimos, hablamos sobre el mundo actual y nos cuestionábamos como a veces nos dejamos llevar por personas y situaciones que como a mi me hicieron sentir bien, pero ¿Serán las indicadas? nos preguntábamos, hasta que una de ellas dijo: Es obvio que nosotras no queremos ser como los demás, somos diferentes y especiales, no vamos a estar en el mar siguiendo a todos los peces sin saber la dirección exacta, nosotras debemos ir contra la corriente. Desde ese momento yo quise hacer eso, ir contra la corriente a pesar de las vergüenzas y miedos, porque lamentablemente el mundo esta lleno de parámetros y clichés, pero si estoy por el camino correcto, quiero seguir mi propia corriente ¿Y tú?






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