Me hinqué a rezar pero no por mucho tiempo, tenía muchas cosas que hacer, esto no es para mí, no puedo perder el tiempo, me tengo que apurar, pues muchas cosas hay que terminar; y mientras decía una oración apurada, salí corriendo, mi deber cristiano estaba hecho, mi alma podía estar tranquila pues el domingo había ido a misa.
Durante el día no tuve tiempo de decir una palabra de alegría, no tuve tiempo de hablar de Cristo a mi amigo, pues temía que se riera de mí.
Demasiadas cosas que hacer, esa era mi exclamación constante, no tengo tiempo...No tengo tiempo.
No tengo tiempo para formarne, no tengo tiempo para darme a los demás, y sin darme tiempo se me acabó el tiempo.
Y me llegó el tiempo de morir... Y cuando ante el Seño me presenté, El estaba de pie y en su mano tenía un libro, el Libro de la Vida...Me miró con tristeza y me dijo: No puedo encontrar tu nombre, alguna vez lo iba anotar,
pero no tuve tiempo.
Demasiadas cosas que hacer, esa era mi exclamación constante, no tengo tiempo...No tengo tiempo.
No tengo tiempo para formarne, no tengo tiempo para darme a los demás, y sin darme tiempo se me acabó el tiempo.
Y me llegó el tiempo de morir... Y cuando ante el Seño me presenté, El estaba de pie y en su mano tenía un libro, el Libro de la Vida...Me miró con tristeza y me dijo: No puedo encontrar tu nombre, alguna vez lo iba anotar,
pero no tuve tiempo.






0 comentarios:
Publicar un comentario